El de la pestaña es el único pelo corporal que no sólo no molesta sino que suscita un desaforado deseo de que crezca robusto como un tronco de árbol, espeso, fuerte y curvado.
Como todas sabemos, la máscara de pestañas es un gesto de belleza de efecto inmediato. De repente ese ojirris mustio y semicerrado, como de Garfield tras una noche de juerga, se abre al mundo de par en par mostrando la pupila vivaracha que brilla por ahí.
Sí, unas buenas pestañas hacen mucho por tu mirada. Tanto por la corrección de la forma del ojo como por lo que aporta el color con que las maquilles.
Hay chicas, y ojo, que no me lo voy a inventar, que se quejan de que ?no pueden usar gafas? porque la pestaña les choca contra el cristal. ¡Qué monas!, ¿no? Si tú las tienes más bien cortitas o finas y poco aparentes, no desesperes ni las maldigas para tus adentros o afueros? Son un poco víboras y hay que aceptarlas, pero lo de tu pestaña sí tiene solución.
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